La cultura de nuestra sociedad ha ido cambiando sus esquemas respecto a muchos temas personales y sociales, entre los que se encuentran los roles de género y la concepción de la vida en pareja, con contrato matrimonial o sin él. Hemos pasado de una relación de pareja basada en roles conyugales y deberes no negociables y prefijados, donde cada uno de los miembros debía cumplir las obligaciones que le correspondían según su papel, a una relación y convivencia basadas en la elección libre y voluntaria de la pareja y sus roles. Sin embargo, son muchos los factores que afectan a las dinámicas de las relaciones de pareja, referentes a la personalidad y habilidades o no de cada miembro, circunstancias, problemas de la vida, así como expectativas de cada miembro sobre la vida en pareja. Ante parejas no satisfactorias, a día de hoy, son cada vez más las personas que se plantean buscar una ayuda profesional para solucionar los problemas que les afectan y/o adquirir herramientas y habilidades que mejoren el vínculo establecido., lo que hace de la Terapia de Pareja una de las áreas de atención psicológica que ofrece nuestro gabinete.
De esta forma, atendemos problemas de pareja muy variados, que incluyen aspectos cognitivos y conductuales, así como cuestiones sociales:
Clima emocional de la pareja negativo en general: desilusión, frustración, discusiones frecuentes, recurrencia de reproches presentes y pasados, distancia emocional y física, etc.
Problemas de comunicación: expresión inadecuada de opiniones, sentimientos, críticas o deseos; falta de actitud y habilidades de escucha activa por parte de uno o ambos miembros; y, déficits en asertividad y habilidades sociales en general en uno o ambos miembros de la pareja.
Cuestiones cognitivas, en uno o ambos miembros de la pareja. Presencia de diversos esquemas disfuncionales sobre la relación de pareja, sobre el otro miembro, sobre roles de género, sobre la sexualidad, sobre las familias y relaciones externas, y cualquier otro tema relevante para la vida de pareja; y, distorsiones cognitivas: malinterpretación de la conducta del otro, atribuciones causales internas y estables al otro sobre sucesos negativos, sesgos cognitivos en general.
Déficits en resolución de problemas en uno o ambos miembros de la pareja.
Y otros como: desacuerdos en diferentes áreas (educación de los hijos, economía y tareas domesticas, etc.), insatisfacción sexual, celos, infidelidad, problemas en las relaciones con la familia del/la otro/a, problemas psicológicos y/o personales en uno o ambos miembros, etc.
Cada pareja es distinta en su estructura, filosofía de vida, educación, formación, historia personal y de la pareja, situación actual, estilos de personalidad de cada miembro, etc. Por tanto, no pretendemos hacer un listado cerrado y estándar de los criterios que debe cumplir una pareja, pero si dar orientaciones prácticas de cómo poder mejorar la relación entre dos personas que han decidido mantenerse unidas y solucionar algunos de los problemas señalados.
La Terapia de Pareja que ofrecemos se basa en el modelo cognitivo-conductual, donde el psicólogo no es un juez ni un aliado de ninguno de los miembros, sino un mediador, un orientador, un educador y un especialista en el comportamiento de las personas, como individuos y en las relaciones de pareja. Por tanto, es objetivo e imparcial, preocupándose por igual por ambos miembros, motivando, en los casos en que ambos lo deseen, la mejora y la continuación constructiva de la relación de pareja.
Una vez realizada la evaluación de los problemas de pareja, el psicólogo explicará el tratamiento que se seguirá a través de un análisis funcional, indicando con detalle el protocolo estructurado de intervención, que se adapta a la pareja concreta en función de sus áreas problemáticas, atendiendo además a los problemas psicológicos que pueda presentar cada miembro y que afecte a la relación.
En resumen, todas las personas tienen sus propios esquemas y creencias sobre el amor y sobre las relaciones de pareja. Estas expectativas e ideas preconcebidas no tienen por qué ser las mismas con las que las personas comienzan una relación, por lo que si no poseen habilidades de comunicación y negociación para establecer un marco de referencia común, la percepción de la relación se deteriorará con la consiguiente posibilidad de poner fin a la misma. Es aquí donde los psicólogos podemos ayudar a ambos miembros a fomentar o adquirir habilidades y herramientas que les ayuden a solucionar sus problemas de pareja. O, por el contrario, en otros casos, evaluar la conveniencia de romper la relación, ayudando a la pareja en ese duro proceso